¡¡Eso es lo único que me queda para volver a casa por Navidad!!. Ahí estaré, emulando al del anuncio del "Almendro", pero en vez de abrir la puerta y que todo esté decoradito y tranquilo aparecerá mi mega-perro de 40 kg en plan tsunami y probablemente acabe en el suelo. Igualmente, va a ser genial el recibimiento. Echo mucho de menos a mis perros. Como le suelo decir a mi madre, ¡con ellos no puedo hablar por el skype!. Así que el reencuentro después de dos meses va a ser memorable.
Volaré el próximo jueves 23 desde el aeropuerto de Skavsta, uno pequeñito (estilo Matacán o el de Badajoz) que está un poco lejos pero es desde el único que vuela RyanAir. Es que en estas fechas Iberia decide que viajar con ellos es de súper lujo y te pone el vuelo de ida y vuelta a precio de oro. Vamos, que lo de la crisis se la trae al fresco. Como hasta hace poco eran los únicos que tenían vuelos directos a Estocolmo podían hacer lo que les diera la gana. Qué malos son los monopolios... ahora que ha empezado RyanAir a hacerles la competencia espero que se bajen de la parra y vuelvan a poner precios más normales.
A lo que iba, que el jueves 23 saldré de casa con mi maletita y cogeré el metro un par de paradas hasta la estación central. Después un bus que tarda una hora y media más o menos en llegar al aeropuerto de Skavsta. El problema es que esa carretera suele tener un tráfico terrible y siendo vísperas de navidad y con la cantidad de nieve que hay... espero que no tardemos una barbaridad. Porque claro, tengo que estar con la suficiente antelación como para facturar la maleta y por si surge cualquier problema (que con las limitaciones de peso nunca se sabe). Eso hace ya de momento tres horitas de aventura entre metro-bus-espera. Después, suponiendo que salga puntual (tendré que ponerle una vela a algún santo escandinavo para que todo vaya bien), me esperan 4 horas de vuelo. Así que entre unas cosas y otras, después de 7 u 8 horas llegaré a Barajas a eso de las 10 de la noche. Ese día mi plan es quedarme a dormir en casa de mi hermano, porque si le sumas a toda la aventura otras 2 horas de coche voy a llegar reventada.
Así que ese es mi plan de viaje.
Cambiando de tema, hoy hay aquí una tormenta de nieve tremenda. Por la ventana casi no se ve, porque hace un aire terrible. Y a mí me gusta la nieve pero no la ventisca, cuando los copitos de nieve se te meten en los ojos o te pinchan como balines. ¿Por qué hoy que me toca tarde de colada tiene que hacer este tiempo? Es de lo más entretenido salir al patio abierto que hay para llegar a la casita de la lavandería. Y volver a entrar cargada de ropa, marcar el código de la puerta confiando en que la ropa interior no acabe sembrada por el portal y llegar al segundo sin novedad. A todo esto si le sumamos una tormenta de nieve... ¡parece una gimkana!.
Así que hoy me iré pronto para hacer muchas cosas porque con tanta nieve no se puede andar muy rápido...