jueves, 16 de diciembre de 2010

Una semana

¡¡Eso es lo único que me queda para volver a casa por Navidad!!. Ahí estaré, emulando al del anuncio del "Almendro", pero en vez de abrir la puerta y que todo esté decoradito y tranquilo aparecerá mi mega-perro de 40 kg en plan tsunami y probablemente acabe en el suelo. Igualmente, va a ser genial  el recibimiento. Echo mucho de menos a mis perros. Como le suelo decir a mi madre, ¡con ellos no puedo hablar por el skype!. Así que el reencuentro después de dos meses va a ser memorable. 

Volaré el próximo jueves 23 desde el aeropuerto de Skavsta, uno pequeñito (estilo Matacán o el de Badajoz) que está un poco lejos pero es desde el único que vuela RyanAir. Es que en estas fechas Iberia decide que viajar con ellos es de súper lujo y te pone el vuelo de ida y vuelta a precio de oro.  Vamos, que lo de la crisis se la trae al fresco. Como hasta hace poco eran los únicos que tenían vuelos directos a Estocolmo podían hacer lo que les diera la gana. Qué malos son los monopolios... ahora que ha empezado RyanAir a hacerles la competencia espero que se bajen de la parra y vuelvan a poner precios más normales. 

A lo que iba, que el jueves 23 saldré de casa con mi maletita y cogeré el metro un par de paradas hasta la estación central. Después un bus que tarda una hora y media más o menos en llegar al aeropuerto de Skavsta. El problema es que esa carretera suele tener un tráfico terrible y siendo vísperas de navidad y con la cantidad de nieve que hay... espero que no tardemos una barbaridad. Porque claro, tengo que estar con la suficiente antelación como para facturar la maleta y por si surge cualquier problema (que con las limitaciones de peso nunca se sabe). Eso hace ya de momento tres horitas de aventura entre metro-bus-espera. Después, suponiendo que salga puntual (tendré que ponerle una vela a algún santo escandinavo para que todo vaya bien), me esperan 4 horas de vuelo. Así que entre unas cosas y otras, después de 7 u 8 horas llegaré a Barajas a eso de las 10 de la noche. Ese día  mi plan es quedarme a dormir en casa de mi hermano, porque si le sumas a toda la aventura otras 2 horas de coche voy a llegar reventada. 
Así que ese es mi plan de viaje.

Cambiando de tema, hoy hay aquí una tormenta de nieve tremenda. Por la ventana casi no se ve, porque hace un aire terrible.  Y a mí me gusta la nieve pero no la ventisca,  cuando los copitos de nieve se te meten en los ojos o te pinchan como balines. ¿Por qué hoy que me toca tarde de colada tiene que hacer este tiempo? Es de lo más entretenido salir al patio abierto que hay para llegar a la casita de la lavandería. Y volver a entrar cargada de ropa, marcar el código de la puerta confiando en que la ropa interior no acabe sembrada por el portal y llegar al segundo sin novedad. A todo esto si le sumamos una tormenta de nieve... ¡parece una gimkana!. 

Así que hoy me iré pronto para hacer muchas cosas porque con tanta nieve no se puede andar muy rápido...

martes, 7 de diciembre de 2010

Julbord

Como suelo hacer últimamente, voy a hablar de comida. Ayer fue la cena de navidad de mi trabajo, lo que aquí se llama Julbord (literalmente, mesa de navidad). Es la típica comida navideña, que normalmente se hace fuera con la gente del trabajo o los amigos, y en nochebuena es una versión casera de la misma.

Se trata de un buffet con un montón de platos diferentes, donde puedes encontrar el famoso arenque (sill) en conserva de todas las formas posibles: con salsa de mostaza (que para mí es uno de los más ricos), marinado con canela, o con bayas, o con pimienta y zanahoria...  etc., etc., etc. También, cómo no, está el salmón (lax): el ahumado de toda la vida (rökt lax) el ahumado con hierbas, el hecho al horno normal y al horno con hierbas. Siguiendo el consejo de mis compañeros suecos, empezamos por los platos fríos y, en concreto, por el pescado. Así que nos pusimos un platito con todo eso y luego hicimos una segunda ronda. También entre las cosas frías había un montón de quesos, huevo cocido relleno de caviar naranja (no sé de qué pez será...) o de gambas, ensaladilla de remolacha, una parecida a la rusa pero hecha con frutas... y otras cuantas que no recuerdo. Añadamos un montón de carnes curadas o en salazón, salchichón, pastel de marisco y de carne, unas cuantas salsas, pepinillos (gurka) en vinagre y tenemos un resumen de los platos fríos.
En caliente, es típico encontrar las famosas albóndigas (köttbullar), las mini-salchichas, y un plato hecho con patatas cortaditas, nata y anchoas, que se hace al horno y está francamente rico (janssons frestelse creo que es el nombre). También alguna que otra sopa, pollo, costillas, más patatas hechas de formas distintas y alguna otra cosa que no recuerdo.

No os he contado antes, que aquí es muy típico lo del caviar. No sé qué diferencia hay entre las distintas clases, pero es curioso porque lo suelen vender en tubos como los de la pasta de dientes. Entonces aprietas y te lo untas en el pan o te lo echas en plan salsa. A mí no me hace mucha gracia, la verdad, sólo sabe salado. El formato es lo genial, en esos tubos a lo pasta de dientes también encuentras un montón de cremas de queso, mermeladas... etc. ¿Será para no tener que fregar cuchillos de untar?. Tengo que investigar esta afición sueca por los tubos apretujables.

Y, por si alguien todavía tiene hambre después de esta retahíla, ¡faltaban los postres!. En el julbord había una típica tarta de chocolate, avellanas y crema, pero no sé cómo se llama. También tuvimos unos cuantos tipos de mousse en vasitos y tarros con gominolas, mini-chocolatinas y caramelitos. Vamos, cualquier niño habría sido feliz con ese postre, pero no era estrictamente navideño: los dulces realmente típicos de estas fechas son los lussebulle, los bollitos y trenzas de azafrán.  Se comen por Santa Lucía y navidad y, resulta algo exótico,  porque en España le echamos azafrán a la paella y otros platos salados, nunca a algo dulce. Así que ves una magdalena amarillo pollo y te quedas un poco extrañado. Los probé hace unos días y están ricos pero resultas chocantes al paladar español.
Otra cosa más usual y que también está por todas partes: las galletas de genjibre y canela (pepparkakor), que están ricas ricas, sobre todo cuando te las tomas con una copita de glögg, un vino caliente con especias que se toma con pasas y almendras dentro. ¡Qué descubrimiento!. Cuando estás en la calle mucho rato sienta estupendamente uno de estos para entrar en calor. ¡Estos vikingos sí que saben!.

Me estoy acordando de la pepparkaka posiblemente más famosa del mundo mundial: el muñequito de galleta de Shrek!. Era taaaan monoooooooo...

De tanto hablar de comida me ha entrado hambre, así que me voy a comer. A las 12:14, horario sueco.

¡Buen provecho!